
Casi mata a mi hija, Ana, de nueve años. Era un monstruo de 90 kilos que a punto de estuvo de dejarla en el sitio». Teodulo Álvarez Merinero vivió el pasado domingo el peor episodio de su vida. Un perro pit bull atacó a su niña en Roces y le provocó grandes desgarros en el brazo izquierdo. Las heridas provocadas por las mordeduras le afectaron los nervios de la extremidad y fue preciso aplicarle grapas de sutura en un tercio del brazo. El animal carece del seguro obligatorio para perros peligrosos y no está inscrito en el censo municipal, como constató la Policía Local.
Los hechos ocurrieron a las cuatro de la tarde del domingo. Teodulo, su mujer y sus dos hijos habían acudido a comer a un hotel de Roces, próximo a su domicilio. En la sobremesa, los niños (de quince y nueve años) salieron para dirigirse a su casa, cuando en el aparcamiento «se les abalanzó el animal, que estaba suelto y sin bozal». El perro, según los datos presentados en la denuncia interpuesta posteriormente, «se tiró sobre la niña, al cuello; ella puso las manos delante de la cabeza y fue entonces cuando el perro le mordió fuertemente en el antebrazo».
El animal, que responde al nombre de 'Thor', se enganchó al brazo de la menor fuertemente y la arrojó al suelo mientras la zarandeaba. «La movió tan violentamente que perdió los dos playeros, la chaqueta y casi los pantalones», dice el padre. En ese momento apareció corriendo la propietaria del animal, procedente de una casa cercana. «Ni ella agarrándole del rabo, ni mi hijo mayor pegándole al perro y tirando de su hermana conseguían soltarla». Las fauces del animal se prensaron en la pequeña extremidad de la niña, que comprobó, cuando pudo zafarse que tenía, «el brazo colgando». La víctima y su hermano entraron al restaurante a buscar a sus padres. «Se nos cayó el alma a los pies cuando la vimos llegar, no entendíamos nada, nos pusimos muy nerviosos y ahora sólo recuerdo retazos; me parece que todo lo que ocurrió fue un mal sueño», narra el padre, con lágrimas en los ojos